Cuando se trabaja en agosto hay que aprovechar los fines de semana para desconectar y que ese periodo del año donde todo el mundo esta de vacaciones sea lo más ameno posible.
Así que el pasado sábado decidimos hacer una excursión a la Costa Brava y turismo en la ciudad de Girona.
La Costa Brava es el litoral que se extiende desde Blanes a Portbou, la frontera de Francia. El nombre Costa Brava fue publicado por primera vez por el periodista Ferran Agulló en las páginas de La Veu de Catalunya el 12 de septiembre de 1908. Con esta expresión el periodista quería describir el paisaje agreste y escarpado que caracteriza gran parte de la esta zona, aunque Costa Brava era utilizado desde siempre por la gente de mar.
En esta ocasión nos decantamos por Palamós y su playa La Fosca (la oscura) nunca había estado en esta playa y me ha parecido un lugar muy bonito, para ser sábado de agosto ha sido relativamente fácil aparcar (gratis) y poner la sombrilla sin estar encima del «vecino», a pesar de ser una cala pequeñita. El agua, como siempre en Girona, muy limpia, pero fría.
Y ahora la anécdota del día (que ya adelanté en directo en twitter). Ya os he dicho muchas veces que no somos de playa, así que una vez cargado el coche con la sombrilla, la nevera, unos bocadillos, el protector solar, ropa para cambiarnos,… y después de 20 minutos en la carretera he hecho la común pregunta de: – ¿has echado las toallas? – yo no – pues yo tampoco… (que triste!) así que una vez en el destino hemos tenido que buscar un chiringuito para comprar unas toallas de lo más playeras a precio de toallas 100% algodón egipcio. Aquí la prueba gráfica:
A mediodía, y gracias a la sugerencia de mi querida hermana (ella quería que la nombrara en el blog) fuimos a comer al centro de Palamós al Restaurante Can Paco, un lugar familiar de platos combinados abundantes y bocadillos a buen precio, totalmente recomendable, pero ojo, es importante llegar pronto, suele haber cola, aunque van muy rápidas.
Después de comer fuimos a Girona ciudad, nunca habíamos estado pero había leído que era una ciudad pequeña y muy bonita.
Nuestra primera parada fue la oficina de turismo, en Internet indicaba que abrían a las 15 horas pero al llegar allí un cartel indicaba que abrían a las 16, así que nos quedamos sin mapa de la ciudad y visitamos los lugares turísticos siguiendo las indicaciones en las calles.
Iniciamos nuestro recorrido por La Rambla de la Llibertat, la zona comercial y de terrazas de la ciudad paralela al rio Onyar, durante el recorrido nos acercamos dos veces al río Onyar para pasear por dos de los puentes que lo cruzan. Primero hicimos una parada en el Pont de les peixateries velles (puente pescaderias antiguas) o Puente Eiffel, este último nombre lo toma porque fue construido por la empresa de Gustave Eiffel y tiene cierto parecido a la Torre Eiffel de París. Nuestra segunda parada fue en el Pont de Sant Agusti. Desde ambos puentes se pueden ver Las casas de Onyar, características de Girona, éstas son unas pintorescas casas construidas a lo cargo del rio Onyar pintadas siguiendo una paleta cromática definida.
Si lo prefieres puedes contratar un Free tour en Girona o Tour por Girona y Besalú de medio día y no perderte nada y conocer en profundidad la ciudad.
Continuamos nuestro camino por las callejuelas del Barri Vell (casco antiguo) hasta llegar a la Catedral, construida entre los siglos XI y XVIII, y que se caracteriza por la fantástica escalinata por la que se accede.
Y continuando hacia arriba se llega a la muralla de la ciudad construida en el siglo XIV y por las que pudimos dar un agradable paseo teniendo una perspectiva de la ciudad muy bonita.
Durante el paseo el cielo comenzó a oscurecerse y se escuchaban truenos así que decidimos tomarnos un granizado en la heladería La Gioconda (recomendable 100%), y dar por finalizada nuestra tarde turística en Girona.